
El otro día estaba leyendo a un analista económico de esos que tienen casi tan poco crédito como yo y realmente consiguió inspirarme. Aquel buen señor hablaba de la aceleración de las olas de Schumpeter (debo reconocer que ni él ni la escuela austríaca son santos de mi devoción). No sé si fue debido a mi baja comprensión del inglés o a la visión de una de aquellas gráficas, que entendí que este economista había deducido crestas y valles en la economía dependientes de determinados desarrollos tecnológicos que impulsaban los primeros (aunque más bien era la influencia de los avances tecnológicos sobre la economía, lo que se medía). En la imagen aparecía una primera ola naciendo en 1785 impulsada por la energía del agua, colonias fabriles junto a ríos e impulsadas por molinos fluviales, le industria del hierro y las innovaciones textiles. La primera ola decae para dar la salida a otra en 1845 impulsada por la máquina de vapor, las vías de la minas que darán paso, junto a la máquina de vapor, al desarrollo del tren, y la aparición del la industria del acero que modernizará toda la metalurgia. Si a la primera ola le da un periodo de 60 años, esta sólo tendrá 55 años. En 1900 arranca otra impulsada por la electricidad, la química y los motores de combustión interna. Que nos lleva hasta 1950. Cada vez los períodos son más cortos. De hecho, a partir de 1950, no creo que el ilustre economista tuviese nada que ver con la explicación de las siguientes olas. De
Mi mente se puso a trabajar con esas informaciones y analizando los datos llegue a la conclusión de que la gráfica se limitaba a hablar de olas tecnológicas pues en ella no se reflejaban los fenómenos como la gran depresión (aún al comienzo de la tercera cresta), la crisis del petróleo (al comienzo de la cuarta) o la gran crisis actual (en la cima de la que se cerrará en 2020). Por tanto de lo que se habla es únicamente de los grandes motores tecnológicos y su época. En casi todos los casos el impulso se viene preparando desde tiempo antes y en todos ellos el que toma la delantera tiene más oportunidades de obtener una compensación en forma de desarrollo económico. De este modo, como el comienzo de la nueva ola está cercano tendríamos que empezar a investigar y a desarrollar los motores de la próxima generación. Y si seguimos las reglas aparentes se trataría de una industria energética, una base tecnológica y una industria con aplicaciones lúdicas. Las energías limpias (eólica, mareas, solar...) son sin duda las tecnologías energéticas a desarrollar, tal vez junto a la de fusión, pero cuyos costes nos impiden tomar en solitario ninguna iniciativa al respecto. La base tecnológica va a ser, sin duda Internet 2.0, es decir IP6. En cuanto la tecnología de aplicaciones lúdicas,
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