NOTA del Administrador

Los temas económicos acostumbran a ser muy controvertidos (por no decir polémicos) por su trascendencia con la vida cotidiana y sus difíciles relaciones entre teoría y práctica. Además los ejercicios que se puedan hacer en tendencias macroeconómicas, nunca están exentos de politizaciones. Es por eso que ruego, a los que tengan a bien comentar alguno de estos artículos, identificarse correctamente. Pues todos aquellos comentarios anónimos o que no guarden las formas, serán eliminados.

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lunes, 7 de marzo de 2011

El gigantismo empresarial

Cuando una empres crece lo bastante ya no necesita ser ni productiva, ni tener coherencia empresarial. La empresa gigante se puede permitir absorber a todas aquellas pequeñas empresas que triunfan innovando. La empresa gigante ni innova ni aporta nada positivo a la sociedad, pero es capaz de generar tendencia. La empresa gigante nos obliga a consumir aquella que ella quiere asfixiando los mercados y sacando de ellos a los productos que sí nos satisfarían.

Ser directivo de esas macroempresas es muy fácil, solo hay que pelear ante iguales para mantener el poder político. Del funcionamiento de la empresa ya se ocuparán las inercias y los empleados de base. Y si alguna vez queremos aumentar los beneficios temporalmente, solo hay que despedir a unos cuantos cientos de esos empleados y recoger las subvenciones que los diferentes estados prometen. Para eso tenemos abogados y un equipo de traidores que se llama departamento de recursos humanos. Recursos humanos, que bonito eufemismo.

La gran empresa si está obligada, no obstante, a una cosa para mantener su nivel: debe generar gran cantidad de publicidad. La sociedad está dominada por una gran masa de descerebrados a quienes se alimenta con programación basura y a la que nuestras perlas publicitarias les llega hasta las entrañas. Después de eso las macroempresas se hacen invulnerables a las mentes pensantes que son incapaces de superar los movimientos de la manada.

Por eso, si alguna vez tienes poder suficiente y quieres intervenir a las grandes empresas, sólo puedes tomar un camino eficaz: controlar la publicidad. Si un país quiere acabar con el paro, solo tiene que imponer una ley que prohíba a las empresas publicitarse de 20 a 24 horas si no dedican, al menos un 20% de sus ingresos nacionales en salarios reconocidos dentro del mismo. Después ya podrías legislar sobre los salarios de los ejecutivos. Y, con un poco de habilidad y publicidad, pronto recuperarás ese gobierno del Estado que muy pocos países tienen hoy en día.

La publicidad aún es el talón de Aquiles de los poderosos.

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