NOTA del Administrador

Los temas económicos acostumbran a ser muy controvertidos (por no decir polémicos) por su trascendencia con la vida cotidiana y sus difíciles relaciones entre teoría y práctica. Además los ejercicios que se puedan hacer en tendencias macroeconómicas, nunca están exentos de politizaciones. Es por eso que ruego, a los que tengan a bien comentar alguno de estos artículos, identificarse correctamente. Pues todos aquellos comentarios anónimos o que no guarden las formas, serán eliminados.

Las discrepancia nunca es un problema.

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domingo, 11 de agosto de 2013

Introducción a la economía

Introducción a la economía: basado en la introducción al libro del mismo título de Krugman, Wells y Olney.



Introducción


El liberalismo utópico es aquella tendencia económica (y también política) que pretende la no intervención del Estado en los mercados. Los economistas utópicos demuestran teóricamente como la “mano invisible” siempre encuentra los puntos de equilibrio para salvar los mercados y hacer que el mundo sea mejor.
Pero la realidad de la economía en general y de los mercados en particular, es que la intervención de los estados es necesaria por culpa de la ley del mar que en economía se manifiesta demasiado a menudo: “el pez grande se come al chico”.
Así, pues, la intervención del Estado es necesaria para su buen funcionamiento, las cuestiones son dónde, cómo, cuando y con qué intensidad. Porque aún en los casos en que los estados han quedado dominados por esos mercados que han crecido en su suma imperfección, estos tienen muchos caminos y grados por los que moverse y, en caso de que esos gobernantes tuvieran el valor suficiente, también podrían traspasar algunas de las líneas trazadas por esos mercados corruptos.
Sí, hoy los mercados gobiernan por encima de los estados, pero eso solo es posible en la medida en que los gobernantes están a su vez controlados personalmente por aquellos que se aprovechan de esa corrupción.
Pero para llegar a este punto tendremos que pasar por el significado básico de lo que es la economía y qué son los mercados.


ECONOMÍA

La mano invisible

La economía o ciencia económica, es el estudio de las economías, tanto de los individuos como de la sociedad en su conjunto. Entendiendo el último término de “economías” como un sistema que funcione correctamente a la hora de coordinar las actividades productivas y la distribución de bienes y servicios, con la demanda de los individuos o la sociedad. El éxito de una economía, pues, tendrá que ver con la capacidad que tiene para la distribución de los bienes.
De ahí que digamos que el sistema neoliberal ha fracasado, dado que la casi totalidad de los bienes se concentra en unas pocas manos, en una distribución brutalmente desigual a la que no le importan las penurias y hambrunas de una parte importante de la sociedad.
La mayoría de las economías hoy día son los que se denominan economías de mercado porque la producción y el consumo son consecuencia de las decisiones descentralizadas de muchas empresas e individuos. En principio, en este tipo de economía no hay una autoridad central que decida lo que debe producirse o a dónde debe ser enviado. Cada productor, de forma individual, hace lo que cree que será más rentable; y cada consumidor compra lo que desea comprar.
De entrada estas economías funcionarían bien si todos nadie intentara estratagemas para reducir los costes de producción y aumentar esta aún a costa de la calidad y, al mismo tiempo aumentar las ventas y a un precio más elevado. Para lograr esto o bien debe convencerse a los consumidores que tu producto sigue siendo mejor o eliminando directamente a la competencia. En ambos casos se tendrían que llevara a cabo prácticas amorales, así que eso obliga a que exista alguna entidad de arbitraje que evite esos abusos. Pero, aún con la existencia de esas entidades, nadie nos garantiza que unos pocos se salgan con la suya en lo que serían las bases de la corrupción del sistema.
La contrapartida extrema a este tipo de economías son las economías centralizadas, donde una autoridad central toma las decisiones sobre la producción y el consumo. El mejor ejemplo lo constituyó la URSS entre 1917 y 1991.
Pero el neoliberalismo pone la quiebra de este sistema, que duró más de 8 décadas y con una guerra mundial en medio, como un mal ejemplo de economía. Y es cierto que no era una economía muy efectiva y generaba importantes carencias de productos, pero a menudo se han usado erróneamente los estímulos a su producción como coartada del neoliberalismo en una interesada exageración. De lo único que podemos estar seguros es que mientras existió la economía centralizada de la URSS como alternativa, el capitalismo evitó las exageraciones que hoy día nos asfixian.
Es muy difícil que una economía centralizada atienda a tiempo las necesidades de los consumidores, la autoridad central necesitaría gran cantidad de información y una efectividad realmente difícil de lograr. No es imposible, pero haría falta casi un milagro para lograr la efectividad de la economía de mercado, pero si lo lograra se podría permitir el lujo de eliminar las perversiones de esa otra economía.
La bonhomía de la economía de mercado ya la descubrió Adam Smith estudiando a los comerciantes de París. A Smith le fascinaba ver como algunos comerciantes llegaban desde muy lejos para vender de la mejor forma posible sus productos en la gran urbe. Así mismo, una ciudad tan populosa como París tenía a su disposición todos los productos que le eran imprescindibles. Los comerciantes llegaban desde lejos a la urbe no como simple respuesta a esa necesidad, sino porque como fruto de esa necesidad allí podían vender el máximo de sus productos al máximo de precio, obteniendo el máximo de beneficio. De hecho, la mayoría de esos comerciantes, no eran los productores de los artículos que vendían, sino que los adquirían donde eran más baratos y los vendían donde podían obtener la mayor compensación. De este modo el precio sube allí donde hay carencia hasta que alguien considera la rentabilidad y la cubre. Del mismo modo demasiados productos iguales o competencia hacen bajar los precios hasta que se reduce la oferta.
Esta forma de cubrir las carencias e ir equilibrando las distribuciones y los precios es lo que los economistas han dado en llamar la mano invisible. Ellos lo definen como la fórmula en que el interés propio sirve para el bien de la sociedad. Según Adams, era la forma en que un empresario buscando su propio beneficio construía la riqueza de la nación:
Persigue únicamente su propio interés, y hace esto, como en muchos otros casos, guiado por una mano invisible que promueve un fin que no aparecía en su proyecto inicial.
Hoy se denomina microeconomía al estudio de la manera en que los individuos toman sus decisiones y a cómo influyen dichas decisiones las unas en las otras.
Esta claro que la microeconomía intenta explicar esa visión de Adams donde la búsqueda del propio interés actúa para beneficiar a la sociedad.
Pero cuidado, la mano invisible no siempre conduce a comportamientos eficientes para nuestra economía y hay que anticiparlos.



Mi beneficio es tu coste

A veces la decisión de una persona implica un coste para el conjunto de la sociedad. Es decir, la búsqueda del propio interés empeora la situación en lugar de mejorarla. Cuando eso ocurre estamos frente a un fallo del mercado. Los atascos, la contaminación la sobreexplotación de los recursos naturales… son típicos ejemplos de fallos del mercado.
La parte positiva de todo esto es que la microeconomía puede aplicarse para diagnosticar estos fallos y el análisis económico puede dar con soluciones para paliarlos.
Se producen fallos del mercado cuando la búsqueda individual del propio interés genera malos resultados para la sociedad en su conjunto.



Expansiones y recesiones

Todas las economías sufren fluctuaciones. Cuando la economía tiene problemas para desarrollarse favorablemente para la sociedad, hablamos de recesión. En EE.UU contabilizan como años de recesión 1973, 1981, 1990 y 2001 (no hablamos de antes ni después porque solo se pretende ejemplificar). La cuestión es que en todos esos años miles de trabajadores perdieron sus empleos. Y durante una recesión importante millones son los trabajadores que perderán su empleo.
Así que, periódicamente, toda la bonhomía de la economía de mercado puede desaparecer de un plumazo.
Como en los fallos de mercado, también para las recesiones pueden existir soluciones. La cuestión es si se aceptan los llamados planes de medidas concebidos por la economía neoliberal o se hacen estudios económicos en profundidad para actuar sobre los puntos que pueden provocar un verdadero cambio.
Ahora el nuevo campo de estudio que trabaja para salvar lo antes y mejor posible estos periodos de recesión es la macroeconomía. Esta rama estudia las expansiones y recesiones de forma global, intentando aprender a minimizar, mediante políticas económicas, sus efectos.
Dado que, salvo ocasionales estancamientos, los periodos de expansión son más largos que los de recesión, estas últimas pueden ser difíciles de atacar antes de que se produzcan.



Crecimiento a lo largo del tiempo

Algunas películas y series de televisión nos han enseñado cómo se vivía en tiempos de la posguerra en España. Nuestros padres y abuelos nos han hablado de la miseria extrema que rodeaba sus vidas. Pero a pesar de la brutal crisis que vivimos en nuestros días, la mayoría habitamos casas con cristales en las ventanas, con luz y agua corrientes, con calefacción, agua caliente, lavadora, nevera…
Con estas comparaciones vemos cómo ha cambiado la vida gracias al crecimiento económico, es decir, la capacidad económica de producir cada vez más bienes y servicios.
Las razones de este crecimiento, sus aceleraciones y frenazos son asuntos básicos de la economía, ya que el crecimiento es deseable y todos deseamos que sea cada vez mayor, pero debemos desentrañar sus reglas porque en ocasiones en un crecimiento desmedido puede estar la causa de una recesión que ya no es tan deseable.


La Economía, un instrumento para descubrir la verdad

Las acciones habituales de la vida diaria, miradas con detenimiento, son algo extraordinario y que pueden albergar preguntas interesantes y de una importancia casi vital.
Durante años la comunidad de los economistas ha intentado responder a todas esas preguntas, de hecho son la razón de que la economía aspire a tener, algún día, el rango de ciencia.


En próximos artículos iremos comentando los capítulos de este libro.