NOTA del Administrador

Los temas económicos acostumbran a ser muy controvertidos (por no decir polémicos) por su trascendencia con la vida cotidiana y sus difíciles relaciones entre teoría y práctica. Además los ejercicios que se puedan hacer en tendencias macroeconómicas, nunca están exentos de politizaciones. Es por eso que ruego, a los que tengan a bien comentar alguno de estos artículos, identificarse correctamente. Pues todos aquellos comentarios anónimos o que no guarden las formas, serán eliminados.

Las discrepancia nunca es un problema.

¡Gracias!


miércoles, 9 de marzo de 2011

Garantía de empleo

Garantía de empleo.

Garantía de empleo es lo que falla en nuestro país:
 Piaggio cierra Derbi como estrategia de repliegue a su país, y eso que la factoría de Martorelles obtuvo beneficios en el último año y en 2009 la dirección aceptó firmar un acuerdo de garantías de empleo hasta diciembre de 2012 a costa de ceder un ERE de 55 empleados y una reducción de salarios.
Telefónica, después de anunciar, otra vez, beneficios record, avisa de sus intenciones de llevar a cabo un ERE de entre 5.000 y 18.000 empleados.
Hace poco Yamaha trasladó su producción en España al sur de Francia, porque aunque le salía más a cuenta la factoría española, era más caro cerrar la factoría francesa.
España está regida por el empleo temporal  e inestable, donde los salarios reales son más bajos, incluso, que el llamado mínimo interprofesional. Sin ir más lejos, la misma Telefónica, en un alarde de desvergüenza, informa de sus intenciones de trasladar a empresas colaboradoras las actividades desarrolladas por todos esos empleados que perderían su puesto de trabajo.
El abaratamiento del despido ha logrado que todos los grandes ejecutivos de empresas se froten las manos, porque ya han procedido a subirse sus gratificaciones mientras han empezado a contactar con algunos sindicatos que están dispuestos a firmar esos ERE’s por unos cuantos miles de euros.
Los trabajadores de nuestro país, trabajen donde trabajen, y por mucho que se esfuercen en sus tareas, no tienen ninguna garantía de conservar su puesto y su salario en los próximos meses. Como consecuencia de esta inseguridad, las familias no deben endeudarse en la adquisición de bienes no esenciales (y en ocasiones ni siquiera en bienes esenciales), por lo que la ventas bajan. Además, los bancos tampoco aceptan conceder préstamos y facilidades en estas condiciones. Como consecuencia de todo ello suben los precios de los productos de primera necesidad y los negocios diferenciales (los que suponen una riqueza para todas las ciudades) cierran por falta de ventas. El desempleo aumenta.
Para poner las cosas más dramáticas, las nuevas “empresas colaboradoras” de estas grandes empresas, y que se supone que son las que ahora van a dar empleo, no crean puestos de trabajo. Estas empresas contratan a autónomos a los que les ofrecen, cuando les conviene, unos trabajos concretos. Esto no les garantiza los ingresos, pero tampoco ningún tipo de horarios. Así que sus verdaderos empleados no tienen ningún tipo de garantías, sólo son parados esclavizados por un acuerdo comercial y, en ocasiones, sin conocimientos adecuados para la labor que realizan.
El drama es que esos falsos autónomos (no tienen verdadera autonomía, porque dependen de la arbitrariedad de un mediador que se lleva una parte de los beneficios, respecto a unos trabajos de una gran empresa) es que pueden trabajar más de 60 horas semanales por un salario de miseria.
Sin garantía de empleo, los salarios no pueden estar acordes a las necesidades y sin ambos la economía real no se mueve. Hace falta una reforma laboral que mantenga el empleo existente y lo garantice y, al tiempo, facilite la creación de empleo real y penalice el empleo subsidiario y precario. Además conviene controlar los beneficios de los ejecutivos y desarrollar el de los trabajadores para ampliar el gasto interno y el desarrollo de toda la economía. Tendría que subir el salario mínimo y forzar a la contratación de empleados a todas las empresas de servicios. Todo esto haría subir los precios, es verdad, pero no el de los productos de primera necesidad que generan el estado nacional de pobreza.
Ya va siendo hora de que nos pongamos los machos y empecemos a hacer economía los que sabemos dónde duele y no los que se presentan con un título, un carné y un millón de intereses personales.

lunes, 7 de marzo de 2011

El gigantismo empresarial

Cuando una empres crece lo bastante ya no necesita ser ni productiva, ni tener coherencia empresarial. La empresa gigante se puede permitir absorber a todas aquellas pequeñas empresas que triunfan innovando. La empresa gigante ni innova ni aporta nada positivo a la sociedad, pero es capaz de generar tendencia. La empresa gigante nos obliga a consumir aquella que ella quiere asfixiando los mercados y sacando de ellos a los productos que sí nos satisfarían.

Ser directivo de esas macroempresas es muy fácil, solo hay que pelear ante iguales para mantener el poder político. Del funcionamiento de la empresa ya se ocuparán las inercias y los empleados de base. Y si alguna vez queremos aumentar los beneficios temporalmente, solo hay que despedir a unos cuantos cientos de esos empleados y recoger las subvenciones que los diferentes estados prometen. Para eso tenemos abogados y un equipo de traidores que se llama departamento de recursos humanos. Recursos humanos, que bonito eufemismo.

La gran empresa si está obligada, no obstante, a una cosa para mantener su nivel: debe generar gran cantidad de publicidad. La sociedad está dominada por una gran masa de descerebrados a quienes se alimenta con programación basura y a la que nuestras perlas publicitarias les llega hasta las entrañas. Después de eso las macroempresas se hacen invulnerables a las mentes pensantes que son incapaces de superar los movimientos de la manada.

Por eso, si alguna vez tienes poder suficiente y quieres intervenir a las grandes empresas, sólo puedes tomar un camino eficaz: controlar la publicidad. Si un país quiere acabar con el paro, solo tiene que imponer una ley que prohíba a las empresas publicitarse de 20 a 24 horas si no dedican, al menos un 20% de sus ingresos nacionales en salarios reconocidos dentro del mismo. Después ya podrías legislar sobre los salarios de los ejecutivos. Y, con un poco de habilidad y publicidad, pronto recuperarás ese gobierno del Estado que muy pocos países tienen hoy en día.

La publicidad aún es el talón de Aquiles de los poderosos.